Hay ocasiones en las que vemos como a nuestros hijos les cuesta centrarse en las tareas que traen a casa desde el colegio.
Quizás sus profesores califican al niño de «despistado».
También puede ocurrir que les llamamos y no responden, que les mandamos hacer algo y no lo terminan o incluso ni siquiera empiezan la tarea porque parece que se olvidan y se ponen a hacer otra cosa…
Todo esto son manifestaciones en las que se observa que la atención del niño no está funcionando correctamente.
Ojo, esto no es indicativo de que existan dificultades de atención diagnosticables, pero sí de que el rendimiento atencional no está siendo el adecuado.
Sí es posible ayudar a los niños a prestar atención, y aquí te contamos cómo hacerlo.
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ToggleEstrategias para mejorar la atención en los niños
Hay algunas estrategias que podemos introducir a modo de rutina en el día a día y que van a favorecer un mejor rendimiento atencional en nuestros hijos.
Algunos consejos prácticos para la estimulación de la atención están relacionados con la actividad en sí, otros con el entorno y otros con los cuidados.
A continuación los describimos:
Adecuada rutina de descanso
Dormir y descansar es importantísimo para que nuestro sistema nervioso central esté al 100% durante el día.
En edad escolar, dormir entre 9 y 12 horas cada noche es lo considerado adecuado.
De esta manera el cuerpo y el sistema nervioso tienen la oportunidad de recuperarse del día anterior y prepararse para el siguiente.
Establecer la misma rutina, puede favorecer que los tiempos de descanso vayan aumentando si son insuficientes: ir a dormir a la misma hora y levantarse a la misma hora.
Para ayudarles a conciliar el sueño, se pueden establecer rituales nocturnos que le ayudan a ir bajando su nivel de alerta y prepararse para el sueño:
- lavado de dientes,
- luz tenue en la habitación,
- leer un poco,
- dar pequeñas caricias y ¡ a dormir !
Comer sano
Los alimentos y nutrientes que componen la dieta, también van a condicionar la capacidad atencional.
Se deben evitar los alimentos azucarados y ultraprocesados.
La dieta se debe basar en alimentos frescos y ricos en hierro, fósforo, magnesio, proteínas, hidratos de carbono que ayudarán a mantener la atención y a tener la energía suficiente para afrontar el día.
Es decir, una dieta compuesta por frutas, verduras, cereales, legumbres, carnes y pescados será garantía de obtener todos los nutrientes necesarios que el niño requiere para rendir al 100%.
Lugar de trabajo adecuado y libre de distractores
Es importante determinar un lugar de trabajo para el niño y que siempre sea el mismo.
Debe situarse en una estancia tranquila, libre de distractores: televisión, otras personas, ruidos y que sea luminosa (preferiblemente luz natural).
Debe tener una silla y mesa adecuadas a la altura del niño, que le permitan un adecuado apoyo de los pies para garantizar una buena postura.
Encima de la mesa, recomendamos lo imprescindible, para evitar otros elementos distractores.
Pantallas: menos y mejor
Debemos ser conscientes que en la era tecnológica en la que vivimos, la prohibición de las pantallas es un sin sentido.
Por lo tanto, no se trata de no usarlas, sino de limitar su uso en determinados momentos del día y permitirlo para aquello que puede ayudar a nuestros hijos.
El uso excesivo de las pantallas está asociado al mayor riesgo de desarrollar déficit de atención en los niños y adolescentes.
Limitar el uso de la tablet o el teléfono móvil a 30 minutos al día, intentar relacionar el contenido con lo que se está aprendiendo (buscar algún video relacionado con el tema) o limitar el uso para “juego” a solo los fines de semana son algunas ideas que pueden servirnos para hacer un uso más saludable de las pantallas
Preparación física
La actividad física, debido a la información sensorial que gestiona, favorece el proceso atencional.
Es muy interesante incluir dentro de la rutina diaria actividad física moderada previa a sentarse a hacer deberes o estudiar.
Actividades que tengan alta carga propioceptiva y favorezcan las sensaciones del propio cuerpo, van a mejorar el esquema corporal que garantiza una adecuada postura y un adecuado mantenimiento de la misma durante al menos una hora.
Algunas actividades que podéis hacer son juegos en el parque, realización de alguna actividad deportiva regularmente o juegos en casa que impliquen movimiento.
Hora de jugar
Alternar periodos de estudio con periodos de juego también es interesante.
Está demostrado que el periodo eficiente de atención en niños y adolescentes es de 45 minutos, pero con cambios de actividad cada 15 minutos aproximadamente.
Es recomendable hacer pausas activas de unos 10 minutos cada 45 minutos.
Podéis aprovechar para realizar juegos que impliquen prestar atención: diferencias, memory, juegos de cartas, cubo de rubik, sopas de letras, laberintos…
Elegir el momento de mayor concentración
Cada persona funciona de manera diferente a la de hora de concentrarse.
Hay personas que les va mejor estudiar temprano, personas que se concentran mejor después de cenar, otras que necesitan mucho más esfuerzo físico para poder concentrarse.
Por eso, os aconsejamos observar a vuestros hijos y probar diferentes opciones a la hora de sentaros a hacer los deberes.
De esta manera, podéis detectar y elegir su momento de mayor concentración.
Marcar tiempos
Marcar los tiempos con cronómetros, alarmas o relojes va a permitir organizar al niño tanto a nivel temporal como a nivel de pensamiento.
A nivel temporal marcar tiempos le ayudará conociendo el momento del fin de la actividad y sabiendo cuanto falta.
Y a nivel indirecto favoreciendo una mejor organización de los contenidos que se están aprendiendo.
El uso de herramientas de control del tiempo suele ser un elemento motivador para los niños y les ayuda a prestar atención.
El mensaje
No solo cuando realizan tareas académicas, sino también en el día a día, cuando queremos que nuestros hijos nos hagan caso, debemos utilizar un mensaje claro y conciso.
Es útil limitar las instrucciones que se le dan y estructurarlas con sentido, no dando más de 3 consignas seguidas.
Por ejemplo, si observáis que vuestro hijo tiene dificultad para extraer lo que tiene que hacer en un problema matemático, ayudarle a descomponerlo en pasos más pequeños, de manera que el mensaje sea más corto y concreto en cada uno de ellos.
Los niños y adolescentes, están en continua adaptación de los procesos atencionales.
Si observáis dificultades concretas para poder prestar atención en vuestro hijo os recomendamos la consulta con un profesional especializado en el tratamiento de los problemas de aprendizaje.
Desde un enfoque transdisciplinar como el que utilizamos en Espacio Terapéutico Gaia con diferentes figuras profesionales: psicólogo, logopeda, terapeuta ocupacional se encargarán de analizar en profundidad la dificultad e identificar el origen de ésta.
No lo dejes para más tarde.
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